Me mude de casa de mis padres hace 10 años, al mismo tiempo que migré de país.
Me ha ido espectacular en mi vida de migrante con sus ups and downs. Creo que la clave del éxito radica en la capacidad de adaptación.
Sin embargo, en estos cortos 7 días que tiene el año, se me han atravesado circunstancias que me han hecho cuestionarme esa capacidad de adaptación.
En algunas circunstancias he defendido mi posición inflexible con “apegarme a la visión”, pero para mis adentros reconozco que hay unos rastros de apego en las decisiones que tomo que me preocupan un montón.
Mi yo del pasado le recuerda a mi yo del presente la premisa: ser inflexible, no adaptarse, es la manera más expedita de autoinfringirse dolor.
En fin, gracias a todo este análisis decidí que mi propósito para este nuevo año va más allá del típico “bajar de peso”, “disfrutar más de la vida”, etc etc y he decidido llamarlo “dejarme sorprender”.
Es una especie de back to basics que me conecta con la alegría, la sorpresa y la ilusión de las posibilidades infinitas que la vida tiene para ofrecer.
En el mundo de la productividad, las metas, las apariencias y logros externos, lo más importante es la dicha, la satisfacción y la paz de ser nosotros mismos en la intensa persecución de estar cada día mejor.
Pd: No se si es una buena o mala señal para el año nuevo haber escrito esto en 7 de enero y poder publicarlo 21 días después. Suerte para mi, suerte para todos!
