En el 2014, cuando tomé la decisión de salir de Venezuela por razones que todos sabemos, pero que escribiré en otro momento, sentí que EnergyMed había muerto.
Ante la más mínima adversidad en la realidad del migrante, mi mente se iba a mi sueño de crear instalaciones eléctricas hospitalarias, sin la verdadera certeza que de podría lograrlo.
Fueron tiempos difíciles, no lo niego. Pero del punto más bajo de ánimo, en el que estuve un par de meses dedicada a dormir y pensar, me reencontré con el proceso creativo y con esa visión nítida del proyecto.
Como todo lo que hago en la vida, me lancé a pesar del miedo. ¡Y voila! Renace el sueño en este cuarto vacío.
El día más díficil que recuerdo en esta historia que hemos construido por los últimos 6 años, fue una presentación comercial en la que me preguntaron: "Y bueno, ¿quienes son sus clientes en Colombia?" y la respuesta fue: "No tenemos". La expresión facial del interlocutor fue de desaprobación total, y ese día después de todo el trabajo de arranque, fue el día 0 de EnergyMed Colombia.
Hemos tenido aciertos y desaciertos, como todo en la vida, pero la convicción de nuestra propuesta al sector salud y nuestras ganas de enfocarnos en lo importante y no en lo urgente, nos ponen hoy en día en escenarios que antes eran solo un sueño.
Así que con el fin del ciclo de ese apartamento en Mirandela, donde un cuarto vacío, un computador y una pinza amperimetrica UNI-T fueron el entorno de partida de mi sueño, me atrevo a escribir estas letras para todos los que tienen un proyecto que los refugia, para decirles: empiecen, aunque duela, porque su pasión y resiliencia los llevarán a materializarlo.
