El peor fin de semana de mi vida fue el 18 y 19 de junio de 2022: mi papá falleció el sábado y Gustavo Petro ganó las elecciones presidenciales de Colombia el domingo. Así, literalmente en 48 horas, se volvieron realidad dos de mis más grandes miedos, una vida sin mi papá y la persecución de mi historia política como venezolana. Los siguientes seis meses fuí casi un ente. Estaba funcional porque tenía signos vitales estables, pero todo dentro de mi todo estaba de cabeza. Después de tiempo, horas de terapia y muchísimas más horas sin dormir, finalmente me pude reencontrar con mi identidad para descubrir cómo seguir viviendo detrás de mis sueños en esa nueva realidad. Desde ahí decidí reinventarme en defensa propia y expandir el terreno donde mis habilidades y todas las del equipo pudiesen encontrar terreno fértil. Me encontré con la EliCones que estudió ingeniería de energías y ambiente e hizo una tesis de estabilidad transitoria en sistemas de potencia con generación eólica; también con la que se planteó desarrollar software como primer emprendimiento, y finalmente con la Eli que tiene 12 años trabajando para convertir pasiones en negocios rentables. Todo eso mezclado dió a luz a EnergyFacility, una marca que persigue mejorar la rentabilidad y reducir el impacto ambiental de las empresas basado en la digitalización de las instalaciones eléctricas. Mientras la esculpía con todas las habilidades propias y del equipo, me di cuenta del enorme poder que tiene para mi el sentido funcional de ser ingeniero electricista: no se trata de “prender cosas”, sino de salvar vidas. Y con esta misma premisa en mente, todo el #TeamEnergyMed y el ahora creciente #TeamEnergyFacility nos salimos de los hospitales para producir salud a través de la prevención de enfermedades presentes y pronosticadas del cambio climático. El presente es emocionante y el futuro prometedor. Les seguiré contando cómo seguimos suministrando #energiaquecura y #productividadsostenible.
Compromiso con mis sueños
Como cualquier ser humano, tengo virtudes y defectos, luces y sombras. Pero creo que un aspecto de mi personalidad que juega perfectamente bien los dos roles es mi terquedad. Del lado negativo, mi terquedad es la que me impide perdonarme con facilidad, la que me somete a repasar una y otra vez qué pude haber hecho mejor, y la que me mantiene alerta esperando la oportunidad de ganar la partida cuando recibo un “no” como respuesta. Del lado positivo, a mi terquedad les gusta llamarla socialmente como “perseverancia”. Es esa perseverancia la que me permite cambiar el plan, esperar, negociar, investigar, llorar y luego secarme las lágrimas, pero siempre, siempre seguir detrás del objetivo. Una prueba clara de esto la estoy viviendo con el relanzamiento del podcast “Energía que Cura”. El último episodio que había lanzado es de septiembre del 2021, y pasaron casi tres años para relanzarlo en febrero de 2024. La variable es que lo quería mejor producido, en vivo, con contenido experiencial y helo allí: público en YouTube. Me siento realizada de haberlo hecho, honestamente, pero me siento aún más orgullosa de mi misma de no dejar las cosas ir por complejas que parezcan. El que busca, encuentra. El que lucha, logra. Abracen su terquedad, trátense en lo posible con amabilidad en los momentos en los que tortura un poco la psique, pero anímense a hacerle caso en la persecución de aquello que los hace feliz. Pd: si quieren ver el episodio haz click aquí
Afortunada
El diccionario define afortunada como: [persona] “Que tiene fortuna o buena suerte.» Y creo que es una palabra que bien se acerca a lo que yo siento en relación con mi educación, tanto personal como académica. Nací en el seno de una familia humilde pero educada, tanto en casa como en sus respectivas universidades: mis padres licenciados en educación, mi papá también abogado, con orígenes familiares honrados, trabajadores y de buen corazón. Esos valores los transmitieron con amor y disciplina a mi hermana y a mi, y con ese background nos acompañaron, animaron y disciplinaron a que estudiáramos. Veo hacia atrás como ese camino representaba dedicar tiempo, esforzarse y renunciar a juegos, televisión y siestas para avanzar en nuestros programas académicos. Una vez en la universidad, el reto era aprobar las materias, y en mi caso exigirme con aprendizaje real y buenas calificaciones. El camino fue muchas veces gris, pedregoso y frustrante. Parecía un gran problema “tener que estudiar”. Cuán equivocada estaba. Realmente estaba siendo absoluta y plenamente afortunada. Mi educación me lo ha dado todo y aunque implica esfuerzo y disciplina, es el conocimiento que se adquiere en las aulas, y el carácter resultante que se adquiere al superar los obstáculos, una ventaja competitiva enorme. Como venezolana, la educación es un derecho al que accedes con voluntad, muchas veces sin siquiera tener dinero. Cuando llegue a Colombia comprendí que la educación cuesta dinero, y mucho. Y querámoslo reconocer o no, el dinero nos pone barreras. En el mundo digital de hoy esas barreras son más flexibles, permeables, demolibles. Aprovechando esto, nunca he dejado de estudiar lo que me interesa, y saco provecho de esa realidad para hacer honor a uno de mis propósitos personales: ser fuente de oportunidades para mi entorno. Es por eso que me centro en la educación para lograr los mejores resultados posibles a nivel profesional: tanto con clientes externos como internos de EnergyMed. Y con esto voy más allá a través de una iniciativa llamada “Academia EnergyMed”. Es un proyecto que persigue brindar conocimientos capsulados, prácticos y con sustento, en relación a la infraestructura hospitalaria. La meta es dar oportunidades de acceso a la educación por niveles, tanto técnico como económico, a todos. Ya el proyecto está sobre ruedas, y espero muy pronto anunciarles que ya estamos al aire. Mientras tanto, a los que han tenido acceso a la educación, siéntense afortunados, y a los que no, comprométanse con la oportunidad que les brinda nuestra era en materia de acceso a la información. Las verdaderas barreras no son las que están afuera, si no lo que está en nuestra mente. ¡Ánimo!