Opening First Office
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Soy EliCones, y me dedico a monetizar mis pasiones e intereses a través de empresas que me permiten ser libre y feliz en mi vida personal y profesional.
Hace 13 años me enamoré de los hospitales y aposté todas mis habilidades blandas y mi profesión como ingeniero electricista al servicio del cuidado de la salud a través de EnergyMed.
Con la experiencia y el crecimiento económico de EnergyMed, expandí el impacto de nuestra ingeniería al cuidado de la salud mediante la preservación del medio ambiente y el crecimiento económico en EnergyFacility.
En medio de la práctica de la ingeniería eléctrica me reencontré con mi pasión por la enseñanza, y cree Academia EnergyMed y Academia EnergyFacility para expandir nuestro impacto a través del poder de la educación.
Finalmente, le di un lugar profesional a mi amor por la producción audivisual a través de 3d3 digital Colombia.
Estas empresas constituyen Grupo Ramona, un holding nombrado en honor al sobrenombre que me puso mi papá desde pequeña para decirle que estoy rumbo a ser lo que él siempre quiso que yo fuera.
Actualmente me dedico a dirigir Grupo Ramona, donde fusiono todas mis pasiones pro de aportar valor, y dar oportunidades a los talentos de personas maravillosas que encuentro en mi camino, ayudándolos a encontrar su propio camino hacia la realización personal y profesional.
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Mi nombre es Elikarla Sofía Cones Tarazona. Si, “Elikarla” es un nombre raro: mi mamá Elizabeth Tarazona, y mi papá Carlos Cones, decidieron unirse en más de una forma y he ahí mi nombre.
Como me gusta verle lo bueno a todo, ese nombre raro me ha enseñado todos los trámites habidos y por haber asociados a la corrección del nombre: ¡Raramente lo escriben bien!
En fin, aunque le tengo muchísimo cariño a mi nombre, honro la intención de mis padres presentándome como elicones, la fusión del “eli” de mi madre y el “cones” de mi padre.
Nací en Caracas – Venezuela el 3 de junio de 1987, en el Hospital Universitario de la Universidad Central de Venezuela. Quizás de ahí proviene que me encante lo académico y mi verbo favorito sea “aprender”.
Mi infancia transcurrió arropada entre El Cerro El Avila – una montaña que envuelve a Caracas – y los llanos orientales de Venezuela, de donde era mi papá orgullosamente, de un pueblo llamado Cantaura. Eso me permitió disfrutar de un estilo de vida super citadino, y el calor del trato estrecho de los pueblos, aportándole a mi personalidad extrovertida, curiosa y a la vez simple.
Estudié en colegios católicos, pero la verdad es que mi Fe ardió con una llama enorme muchísimos años después, cuando conocí a la Fundación Las Manos que Ayudan a Jesús.
Siempre he sido una nerd en su máxima expresión, galla como decimos los venezolanos o ñoña como se dice en colombiano: fui el promedio más alto de mis estudios de secundaria, y gracias a eso tuve mi primera oportunidad de pararme en tarima a dar un discurso. La verdad no me acuerdo ni qué dije, pero lo cierto es que me quedó gustando la sensación de transmitir mensajes a una audiencia.
Estudié ingeniería eléctrica en la Universidad Simón Bolívar de Sartenejas, reconocida como la mejor universidad de ingeniería en Venezuela, y la verdad es que mi intención inicial era estudiar electrónica, cuando mi sueño de niña era ser arquitecto.
¿Y por qué estudié electricidad? Fácil: porque en el proceso de ingreso a la universidad mi posición no dio para obtener el cupo en electrónica, y electricidad era la segunda opción y quede en ese cupo.
¿Y por qué no apliqué para arquitectura? La verdad lo hice como tercera opción, pero la idea me desilusionaba un poco porque desde los 10 años tengo mente mercantilista, y según mi papá “los arquitectos no ganan bien”. Pienso muy distinto de eso ahora: el dinero es la consecuencia de hacer bien lo que te apasiona.
Aparte me encantaba la idea de estudiar ingeniería eléctrica en la USB, porque es reconocida como la carrera más difícil de la universidad. Y si algo es fácil no es para mi: soy súper competitiva, y mi mejor competencia es contra mi misma, así que típicamente tomo decisiones sin considerar si algo es fácil o difícil. Es más, si es difícil, mejor.
Los años de la universidad fueron geniales, estudié sin descanso, pero también viví al máximo. Al punto que, en el año 2008, aprobé la aplicación al programa de intercambio de la universidad, y pasé más de un año viviendo y estudiando en Paris – Francia.
Estudié parte de un programa de postgrado en “Ingeniería de Energías y Ambiente” y aunque poco tenía que ver con mi formación de pregrado como ingeniero electricista de potencia, tomé muchas materias que me complementan como profesional, como fueron materias de motores de combustión interna y combustibles fósiles: gracias a esto manejo a profundidad el tema de plantas eléctricas.
Volví a Caracas para recibir el título de ingeniero electricista, no sin antes torturarme con un trabajo de grado sobre “Estabilidad Transitoria en Sistemas con Generación Eólica”, del que hoy sólo aplico las técnicas de manejo de la frustración.
Entré en el mundo laboral gracias al apoyo incondicional de mi primo Luis Cones, quien siempre ha estado en mi vida para abrirme los ojos y el sendero, y comencé a trabajar en una empresa de “Sistemas de Energía de Carga Crítica” llamada Electric Force Solutions, conocida como EFS por sus siglas, como asesor comercial.
En ese tiempo de mi vida aprendí a paso acelerado, primero a diseñar soluciones de ingeniería y luego a venderlas.
Pero lo más curioso es que mi cuenta principal fue una clínica, que junto con el contacto estrecho con equipos de imágenes diagnósticas Siemens gracias a mi primo, encendió la chispa de mi pasión ardiente por el sector hospitalario.
Poco tiempo después, un proyecto de instalación de rayos x le dió la vida a mi propósito de vida: EnergyMed.
EnergyMed fusiona todo lo que hace que mi corazón cante de alegría: mi rigurosa formación profesional, el amor al prójimo reflejado en los pacientes, el reto que propone un sistema tan complejo como el hospitalario y la oportunidad de ofrecer una solución técnico comercial que realmente ayude a proteger y salvar vidas.
Desde hace 10 años le dedico la mayoría de mis pensamientos, e incluso mis sueños, a EnergyMed: poner la ingeniería al servicio de mejorar y garantizar la vida humana, es una razón de ser empresarial que se desdibuja con mi propósito personal.
Dentro de ese marco, ya no soy solo ingeniero, si no que también aprovecho cuanto escenario me da la oportunidad de mostrar mi visión de cómo las instalaciones eléctricas deben soportar el proceso de sanación del paciente, primero como conferencista internacional, luego como líder de la Academia EnergyMed, y luego con el podcast Energía que cura.
Desde que decidí emprender el camino de EnergyMed pasé por un montón de procesos.
Casi todos vinculados a quien soy, qué quiero, porqué y cómo.
Mientras descubría el mundo en mis primeros años como adulto, sólo disponía de la visión heredada de mis padres de cómo deberían ser las cosas.
De alguna forma todos tenemos miedos y sueños heredados.
En los primeros 9 años de EnergyMed, mis miedos estaban ligados a la mirada de menosprecio, o cuestionamiento, de mis capacidades como profesional vinculado a condiciones del entorno.
Soy mujer en un mundo de hombres, latina, joven e inmigrante. Todo aparentemente en mi contra.
Y ahí me mostraba yo: poniéndome edad con blazers, seleccionados para dar un look and feel masculino en ocasiones; escondiendo mi cabello crespo detrás de un cabello lacio forzado para no destacar; y aún más radical, poniéndome un cargo secundario en mi propia empresa.
No puedo decir hoy en día que la estrategia funcionó o no, porque aquí estoy, pero sin duda fue un lugar aparentemente seguro.
Ese lugar me permitió lidiar con un proceso introspectivo de análisis de mi identidad.
Hasta que un día, descubrí que esa apariencia era una fachada.
Ya la gente sabía quién y cómo era, las apariencias estaban de más.
Me liberé de mis miedos heredados, hablo siempre desde el corazón, me muestro vulnerable, sueño sin susto al qué dirán y me aventuro por mi visión de futuro sin darle demasiadas vueltas.
Agradezco haberlo hecho, porque para el momento que mejor me sentía, todo esto me sirvió para ver a los ojos a mi peor miedo y atravesarlo.
Ese miedo era una vida sin mi papá.
En la vida se puede nacer más de una vez.
Dios y la vida me han regalado la agudeza sensorial para reconocer con antelación los momentos que cambiarán el curso de mi historia.
Pero nada, absolutamente nada, me preparó para la muerte de mi papá.
En tan solo dos meses, sin nada por poder hacer, mi papá murió de cancer en junio de 2022.
Mi papá era el centro de mi universo: mi hogar, mi inspiración, mi fuerza, mi motivación, mi amor más grande, mi porqué y muchas veces mi cómo.
En fin, mi papá era todo para mi.
Y así, sin más, la vida me muestra que una vez ese todo se desvanece, no hay otra opción que volver a empezar.
El dolor, el vacío, y estar totalmente desorientada en su ausencia me obligó a salir a reencontrarme conmigo misma.
Lo cuestioné absolutamente todo.
Pero encontré respuestas: ahora se realmente quien soy.
Y aquí estoy, mostrándoles esta historia que se escribe día a día.
Invitándolos a ser ustedes mismos, a ser felices, auténticos, apasionados, a arriesgarse, a amar, a disfrutar las victorias y aprender de las derrotas.
Mi papá falleció el sábado 18 de junio de 2022, y para completar los más grandes miedos de mi vida, el domingo 19 de junio ganó las elecciones presidenciales el candidato Gustavo Petro.
Con esto, mi vida personal y profesional se pusieron de cabeza en menos de 48 horas, gracias a la incertidumbre y el miedo a revivir mi historia como venezolana.
Por eso en medio de un duelo desgarrador, me puse manos a la obra en la gestión de los riesgos propios de los cambios políticos en curso en Colombia, ampliando, ajustando y proponiendo nuevas estrategias comerciales para la preservación de lo construido en el país.
Esto me abrió la oportunidad de encontrarme de frente con pasiones resagadas del plan prinicipal: la sostenibilidad y la producción audiovisual.
Para diciembre de 2023 ya habían visto la luz comercial EnergyFacity y 3d3 digital.
Esta propuesta comercial, junto a las propias de EnergyMed, es lo que hoy constituye el «Grupo Ramona».
Mi papá me decía «Elikarla Ramona» desde su forma única de manifestar amor a través de los apodos feos.
Ese «Ramona» es una marca en mi consciencia y en mi corazón de mi identidad vista desde los ojos amorosos de mi papá.
Por ello, el grupo empresarial que se ha ido constuyendo con los años se llama «Grupo Ramona» en honor a lo que mi papá siempre hubiese querido que yo fuese.
Grupo Ramona es mi legado profesional y pasional, y dedico mis días a entregarle mi propósito de realización propia y del equipo que me ayuda a construirlo.
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New Licensed Workers
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Countrywide Brand Fame
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Top Award Wining
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Descubre tu propósito, vívelo con pasión y aprende a monetizarlo